Amanecimos temprano para aprovechar el día, con el plan en mente de visitar Arraial Do Cabo, o el también llamado Caribe brasilero. Para visitar sus playas más famosas es necesario tomar un barco, el cual te lleva por los lugares más paradisíacos de la zona.
Llegamos a Praia dos Anjos, el punto de partida de los barcos y emprendimos nuestra odisea. La primer parada fue Ilha do Farol, cuya playa es de agua cristalina y arena blanca. Al llegar es necesario tirarse al agua para poder acercarse a la playa. Si no sabes nadar no te preocupes ya que el barco se acerca lo más posible a la orilla y con ayuda de la tripulación podes descender del barco sin problemas.

Luego de estar casi una hora en la playa, el tiempo máximo permitido por embarcación para visitar esta Isla, nos volvimos a subir al barco para seguir el recorrido, pasando por la Gruta Azul, la grieta de Nossa Senhora y la Pedra do Gorila que tiene ese nombre por su peculiar forma de cabeza de Gorila. Finalmente desembarcamos en Praia do Forno donde tuvimos tiempo para comer y relajarnos antes de regresar al barco que nos llevaría de vuelta al punto de inicio.
Ya de regreso en el hotel, luego de un día increíblemente divertido nos quedamos disfrutando de unos mates entre charlas interminables.

El día siguiente empezó con un paseo por el centro y algunas compritas, que a nuestra consideración, eran infaltables.
Luego de comprar algunas provisiones nos fuimos a una de las playas más cercanas a nuestro hotel, Praia do Forno, una playa pequeña, de aguas tranquilas y famosa por el color rojizo de su arena. Allí nos pasamos toda la tarde hasta que comenzó a caer el sol, disfrutando de algunas tortugas marinas que se asomaban muy cerca de la orilla y las aves que sobrevolaban la playa y los morros a nuestro alrededor.
Al regresar al hotel jugamos una partida de Burako, infaltable compañero de viaje, hasta que se hizo la hora de prepararnos para ir a cenar.
Como casi todas las noches, luego de la cena, nos fuimos al centro a disfrutar de un rato de música y algún trago. Así comenzaron a correr algunas caipis y cervezas bien heladas entre charlas y risas llamando la atención de todos los que pasaban por al lado de nuestra mesa debido a las vinchas que llevábamos especialmente para la despedida de soltera de nuestra amiga.

Al día siguiente amaneció un día increíble y sin dudas arrancamos para la playa. En el próximo y último capítulo de este blog te cuento un poquito más. No te lo pierdas que aún queda mucho por contar.