Despertamos con un cielo celeste y un sol increíble. Después de desayunar preparamos nuestras mochilas con todo lo necesario para un largo día de playa y enfilamos nuestro rumbo hacia la Praia João Fernandes.
João Fernandes es una de las playas más populares de Búzios. Se trata de una hermosa playa situada en el extremo noreste de la península de Búzios, frente a la Isla Blanca, es una playa muy concurrida, con aproximadamente unos 800 metros de extensión, en forma de semicírculo de aguas tranquilas y tibias, ideales para realizar snorkel, buceo y kayak.
Esta playa es una de las preferidas por los turistas argentinos que encuentran en ella infraestructura de bares y restaurantes que sirven tragos y platos a base de langostas y camarones.
Por su parte los vendedores ambulantes son una de las postales de esta playa, y ofrecen hermosas artesanías como así también comidas y productos autóctonos.
Entre nuestras infaltables compras, en esta playa incluimos bikinis, manteles y unas tobilleras de caracoles que quedaron como el símbolo compartido por las cuatro de este maravilloso viaje juntas.
Pasamos el día disfrutando del sol hasta el atardecer, el calor se hizo sentir durante todo el día y la temperatura del agua fue el alivio perfecto.

Al caer el sol la playa que durante el día había estado llena de gente comenzaba a vaciarse. Nos quedamos hasta que prácticamente fuimos las últimas y emprendimos nuestra caminata de regreso al hotel.
En nuestro último día en destino debíamos elegir la última de las playas que visitaríamos (tarea difícil). Con mapa en mano decidimos visitar la Praia da Ferradura. Esta playa es una de las preferidas por las familias con niños, debido a que el mar de aguas cristalinas tiene olas suaves y muy tranquilas, lo cual la hace más segura.
Ferradura es una playa sencilla, ideal para practicar deportes náuticos, como Stand Up Paddle y canotaje y relajarse en la arena. Cuenta con una estructura suficiente para pasar el día, con puestos de comidas y bebidas que ofrecen sus reposeras y sombrillas a cambio de una consumición.
Estuvimos allí hasta pasado el mediodía y nos fuimos a visitar otras playas con el objetivo de llevarnos la mayor cantidad de paisajes en la retina.
Es así que comenzamos una extensa caminata que comenzó por la Praia da Armacao. Esta rodea la Rua das Pedras y la Orla Bardot. Allí queda el embarcadero, de donde salen los barcos para paseos por playas e islas de la región.
Además de los barquitos de pesca, el escenario se completa por tres bellas esculturas de bronce que homenajean a la actriz francesa Brigitte Bardot, los pescadores y el ex-presidente Juscelino Kubitschek.
Los bancos y decks a la orilla del mar, además de los bares y restaurantes que se esparcen por la vereda del otro lado de la calle, son perfectos para gozar de la puesta del sol.

Siguiendo camino llegamos a Praia dos Ossos, una muy linda playa para ver el atardecer, con unas vistas increíbles, pero a la vez repleta de barquitos de pesca, que dificultan el disfrute del mar.
Siguiendo por una calle de adoquines y una escalinata de madera llegamos a Praia de Azeda, una playa de aguas tranquilas y transparentes.
Consideradas unas de las playas más bonitas de Brasil, bordeadas por paredones rocosos y vegetación abundante, Azeda y Azedinha se han convertido en Áreas de Protección Ambiental, razón por la cual no encontrarán ningún tipo de puesto de playa, ya que los mismos no están permitidos.

Luego de regresar al hotel y prepararnos para salir, volvimos a la Orla Bardot buscando algún lugar donde poder disfrutar de nuestra última noche en Buzios.
Al día siguiente estuvimos listas a las 11am para esperar el micro que nos llevaría de vuelta a Río de Janeiro para tomar nuestro vuelo a Buenos Aires. El viaje pareció más corto que a la ida o será que aprovechamos el tiempo para dormir, a diferencia de la ida donde las ganas y expectativas del viaje nos mantenían despiertas.
Si bien una semana fue un tiempo considerable, creo que la cantidad de playas que el destino tiene para ofrecer, amerita dedicarle más tiempo para visitarlas y recorrerlas. Sin dudas, esta resulta una motivación para volver a Buzios y seguir sumando vivencias a la inagotable bitácora de viajes.
¿Te perdiste las otras partes? ¡Leélas acá!
Primera Parte
Segunda Parte