En esta oportunidad, junto a mi novio y 4 amigos elegimos el norte argentino para compartir una semana de vacaciones. Cafayate fue el comienzo de nuestro itinerario.
Tomamos nuestro vuelo de @latam con destino a Salta alrededor de las 8 de la mañana para llegar temprano a destino y poder aprovechar el día.
Al llegar al Aeropuerto de Salta nos dirigimos a retirar el auto que habíamos rentado @localiza, un vehículo con capacidad para 7 personas. Viajamos con valija de mano y fue más que suficiente equipaje, aunque no contábamos con las compras que días después íbamos a tener que acomodar en esa misma valija que solo venía con ropa desde Buenos Aires. Pero más adelante les contaré como resultó al final del viaje.
Tomamos la ruta 68 con destino a Cafayate. Los paisajes que ofrece esta ruta son increíbles e imperdibles, con colores rojizos que cubren como un manto toda la Quebrada de las Conchas.
Entre todas las formaciones que se fueron dando con el paso del tiempo, hicimos nuestra primera parada en la Garganta del Diablo. Allí nos animamos a subir una cuesta rocosa un tanto inestable, pero que al subir podes tomar las mejores fotos del paisaje.
La segunda parada, a muy pocos metros de la Garganta del Diablo, fue el Anfiteatro. Tuvimos la suerte de encontrar poca gente, lo cual nos permitió disfrutar de su acústica perfecta que como en un eco incesante reproducía las palabras de los vendedores que en su intento por vender sus instrumentos musicales ensayaban alguna melodía con la quena o el sikus.
Cerca de allí y siguiendo nuestro camino hacia Cafayate nos divertimos buscando otras formaciones famosas en la ruta, como el Sapo, los Castillos y las Ventanas.
Llegamos a Cafayate alrededor de las 15hs, nos instalamos en el Hotel La Ramada y nos fuimos a la plaza principal para buscar donde comer unas ricas empanadas salteñas. Luego del almuerzo aprovechamos para dar una vueltita por la plaza y recorrer sus negocios, donde en especial las chicas empezamos a hacer algunas compritas para llevarnos de recuerdo a Buenos Aires.
Pronto se hizo de noche y después de relajarnos un rato en el hotel tomando unos mates nos fuimos a cenar. Comimos platos típicos como la humita, tamales y guisitos de lentejas con carne de llama o cabrito.
Por la mañana volvimos a la ruta 68 para realizar una caminata por un sendero llamado Los Estratos, un sendero corto y de una dificultad moderada que desemboca en una pared con infinitos colores que representan los distintos estratos minerales de las rocas.
A continuación nos dirigimos a la Bodega Quara donde hicimos un breve recorrido explicativo sobre la vid y su proceso industrial para la fabricación del vino. Al finalizar hicimos una degustación de varios tipos de vinos, entre ellos el Torrontes, famoso varietal de la región.
Luego fuimos a almorzar y al finalizar fuimos a visitar la Bodega Piattelli, una propiedad bellísima ubicada a 1700 metros sobre el nivel del mar, entre la cordillera y los Valles Calchaquíes. Allí pudimos visitar toda la propiedad y luego terminamos degustando sus deliciosos vinos de reserva y gran reserva.
Como no podía ser de otra manera, al finalizar la visita nos vimos obligados de comprar algunas botellas para traernos de vuelta a Buenos Aires. Una excusa perfecta para organizar una juntada con familia y amigos y convidarles de los exquisitos sabores de nuestros vinos de fama internacional.
Un dato importante es que, debido a que el vino fue declarado bebida nacional en 2013, las aerolíneas permiten transportar hasta 5 botellas en el equipaje de bodega y entre 2 a 3 botellas por persona junto con el equipaje de cabina.
Al regresar a Cafayate visitamos dos bodegas más pequeñas, ubicadas en el centro de la ciudad, la Bodega Domingo Hermanos, famosa por sus vinos de damajuana y la Bodega Nanni, famosa por su certificación para la producción de vinos orgánicos en la región. Allí dimos por concluido nuestro recorrido de degustaciones del día y pronto nos dirigimos a cenar.
Tan pronto terminamos de comer, nos fuimos a descansar ya que al día siguiente nos esperaba un nuevo destino, Tilcara, para lo cual debíamos volver a acomodar todos nuestros bagajes en el auto, como en una especie de tetris y emprender nuevamente otro camino de ruta.
No se pierdan la próxima edición de nuestro blog donde les sigo contando más sobre este maravilloso viaje por nuestro norte argentino.
Lo mejor, el vino y la compañía!