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Hace dos años, mi novio y yo decidimos como próximas vacaciones El Sur Argentino, si bien los dos nacimos y vivimos en este hermoso país, somos de Buenos Aires, y ninguno de los dos había visitado del sur, más que algo de Bariloche.
A la hora de decidir, en lo primero que pensamos fue en Ushuaia, para ser sinceros, no sabíamos a ciencia cierta que nos deparaba ese destino, por eso, acudimos a Urban Travel para que nos diera las mejores recomendaciones y pudiéramos hacer el viaje que soñamos.
Al llegar a Ushuaia, nos hospedamos en el Hotel Alto Andino, el mismo, es de cuatro estrellas y brinda un excelente servicio, además de ser hermoso, cómodo y contar con la cafetería en el último piso, lo cual nos permitía desayunar con un paisaje de montañas nevadas y la imponente salida del sol.
El primer día de excursión fuimos a hacer el recorrido en el famoso «Tren del fin del mundo», pero cuando llegamos a la terminal, había mucha gente para subir, entonces, el guía nos recomendó ir primero a visitar un bosque que está muy cerquita, donde se accede a pie, es muy fácil de transitar y de esta manera conocer parte de la flora y fauna del lugar, más allá de hacer un poco de tiempo para tomar la próxima salida del tren. Finalmente, luego de la caminata, llegamos al tan ansiado recorrido en esa antigua locomotora, la cual, era utilizada a fines del siglo XIX para trasladar a los presos del trabajo en el bosque, al penal, pero años más tarde, se le vio el lado turístico y hoy en día, más allá de ser la vía férrea más austral del mundo, brinda en su travesía información muy completa sobre su historia, la misma traducida al inglés y portugués. Dentro del paseo, también esta incluida una parada en un cascada muy bonita llamada «La Macarena».
Al día siguiente, como no podía ser menos, fuimos a conocer el Faro Les Éclaireurs, más conocido como «El Faro del fin del mundo», un recorrido que se hace en barco aproximadamente por tres horas, que incluye la vista al faro, el avistaje de lobos marinos y una parada de media hora en la Isla Bridges. Al regresar, ya que era temprano y teníamos el resto del día libre, aprovechamos a recorrer algo de la pequeña ciudad, su costanera y museos.
Una recomendación, es que se preparen para subir y bajar pendientes, ya que la cuidad está emplazada en la ladera de una montaña, y si hay algo que no hay que perderse, es de probar el chocolate caliente; en cuanto uno llega, lo primero que te regalan es un voucher para ir a probarlo, es exquisito, y te lo sirven en la cafetería del pueblo, sin lugar a dudas ayuda mucho a sobrellevar las bajas temperaturas.
Con respecto a los free shops que alberga la cuidad, debo decirles que si bien son baratos, la diferencia con lo que uno puede encontrar cerca de casa, es ínfima, y quizás no vale la pena.
Para finalizar, puedo decir que Ushuaia es uno de los lugares a los cuales volvería, no solo por sus atractivos naturales y culturales sino también por la calidez de su gente.
Por Cecilia Donatti
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